La Guardia Civil dio con el laboratorio en la primera casa, al comenzar los 12 registros de la Operación Extinde, el pasado 24 de enero. Fue un golpe al narcotráfico de marihuana en Alicante con implicaciones internacionales, y cuyos resultados incrementan la alerta policial y la preocupación sanitaria por las altas concentraciones del psicotrópico THC (Tetrahidrocannabinol) que se están detectando en el cannabis de venta en España.

En una casa de lujo de la periferia residencial de Alicante, los guardias incautaron una completa instalación dispuesta en la planta superior: mesas de laboratorio, potentes lupas, ramas de marihuana colgadas, aparatos para análisis químico, una biblioteca de decenas de libros sobre cultivo e hibridación, y blocks en los que los narcos anotaban cómo subían el THC y disminuían el olor de sus plantas.

Los ocupantes de la casa, ahora en la prisión valenciana de Fontcalent, no eran botánicos; ni tampoco hippies de la contracultura de los 60 y 70, sino una versión dura de marihuanero, del siglo XXI: exmilitares polacos disciplinados por su comandante, Sebastián Przybylski, hooligans del KS Cracovia, rapados, musculados y tatuados como sus congéneres de la extrema derecha de su país, con antecedentes por narcotráfico y por actos violentos en campos de fútbol.

Muy probablemente, los análisis oficiales de la marihuana intervenida en Extinde ratificarán el hallazgo policial: esta banda con propósitos de exportación al Reino Unido y otros países había elegido España como base de experimentación para obtener una marihuana de efectos, más que sedantes, auténticamente lisérgicos.

Porros potentes

Como viene ocurriendo durante todo 2019 y aún en el 2018, una creciente proporción de plantas incautadas llegan en su composición al 30% de THC. Es el oro del negocio de la maría, el componente que provoca el viaje del consumidor y, ya, el más tóxico por exceso en la hierba que se vende en las calles, cinco veces más potente que la que era mayoritaria hace diez años.

El cannabis en su estado salvaje presenta un 5% de concentración de ese componente. Con menos del 4%, es cáñamo. Si en los años 70 la marihuana de venta callejera tenía un 5% de THC, ahora dos tercios de la marihuana que se vende tiene entre el cinco y el 15%, y la marihuana fuerte, con más del 15 por ciento de THC, ocupa ya un 36% de cuota de mercado, según las estadísticas anuales del Instituto Nacional de Toxicología (INT).

Sus estadísticas van dos años por detrás de la realidad en la calle. La media de la marihuana incautada en las tres principales operaciones de 2019 contra plantaciones ilegales en Almería -la más importante, la Operación Acantha, de julio pasado- ya evidenciaba una presencia muy importante de muestras de cogollos con hasta un 38% de THC.

 

Según el INT, en 2017 el 34,5 por ciento de la marihuana interceptada en operaciones policiales judicializadas pertenece al rango del 15 al 25 % de THC. Hace diez años, esa marihuana especialmente potente existía, pero solo en un margen del mercado: el 18 por ciento. Y en 2019 el sector de mercado de esa marihuana más tóxica es el 39 por ciento, según fuentes de la Guardia Civil, sobre la media de sus incautaciones en la mitad sur de España entre mayo y diciembre pasado, y a la espera de que salgan informes más recientes del INT.

Llama la atención la potencia de la droga incautada por la Guardia Civil en septiembre de 2018 en un edificio vacío de la Sareb, la tenedora pública de activos inmobiliarios naufragados de la burbuja de 2007. Según la investigación de la fiscalía, los narcos ocupaban casi toda la construcción, en Viator (Almería): tres bajos, dos niveles de tres pisos cada uno y un ático convertidos en plantación vertical. Allí había plantas de hasta un 40 por ciento de THC, según la fiscalía. Y a 5,4 euros por gramo.

“En diez años veremos en los consumidores jóvenes de hoy los efectos de las nuevas semillas potenciadas –advierte el capitán de la Guardia Civil José María Zaldive, que ha mandado numerosas operaciones contra plantaciones en el sur-: pensamiento lento, disminución del funcionamiento intelectual…”